RACING TIENE QUE FESTEJAR
Hace más de 10 años que no veía algo así. Creo que la última vez fue en un local de Topper, allá por 2001, cuando tenía 5 ó 6 años y eran solo maniquíes. No era nada de otro mundo, es más, estoy seguro que hace un par de años también pasó, pero fue extraño verlo. Algunas personas que tienen más de 25 años podrán haber contemplado una o dos veces más lo que me pasó hoy, pero estoy seguro de que pocos creían que esto podía suceder. Es más, si a principio del año lo decía, era evidente que me iban a tratar todos de loco y de no entender nada del fútbol.
Un domingo por la mañana, alrededor de las 7, solo se pueden ver avenidas vacías, que descansan de todo el tránsito de la semana, jóvenes que intentan volver a sus casas, luego del boliche, y lo madrugadores que salen a correr con sus perros. Es un día en que la mayoría de las personas se toma franco del alboroto.
Pero, en la Estación de Ómnibus que posee la Ciudad de Buenos Aires pasaba algo diferente a cualquier domingo en vísperas del verano. Además de aumentar el caudal de pasajeros, ya que estamos próximos a Las Fiestas, se podían ver pequeños grupos, de entre 4 ó 5 personas, que llegaban con su pequeña mochilita y la camiseta de su club.
Era una jornada distinta para la terminal. Se escuchaban: “¡Vamos viejo!” cuando los grupos se cruzaban entre ellos. La particularidad era que todos estos tenían la camiseta celeste y blanca, y no era precisamente la de Argentina, sino que era la de Racing.
Un día diferente, donde las 75 plataformas que posee Retiro, recibían a hinchas que venían a alentar a su equipo.
En un puesto de cargadores de celulares, ubicado frente a uno de los bares, se agruparon dos bandas. Una que venía de Pozo Hondo, al oeste de la Provincia de Santiago del Estero, partido de Jiménez. El otro, cinco amigos provenientes del Calafate en Santa Cruz.
El norte y el sur del país se habían unido. Y no era solo para cargar sus teléfonos o para charlar del equipo que le gustaba más o simplemente para venir a visitar Buenos Aires. Las dos bandas se juntaron para alentar a su club , que luego de 13 años, estaba peleando de nuevo el campeonato.
Cuando el televisor del bar, en un tono bajo, estaba repasado los títulos, se escuchó un grito y de repente comenzaron los cánticos: “Y la Acadé… y la Acadé…“.
Los otros pasajeros, que no entendían nada de lo que pasaba, se empezaron a molestar. Lo que ellos no sabían, estaban a menos de 16 horas de poder gritar “Campeón”, luego de 13 años y siendo el primer título posterior al retorno de la democracia al club.
Si, leyó bien. Los socios de Racing desde 1997 no podían votar a quienes lo representan en el poder. Y hoy, a pocos días de festejar los 31 años de democracia que lleva Argentina, el club de Avellaneda desea tener una fiesta a lo grande, ya que además de estar a un paso de levantar la copa, hoy tienen elecciones presidenciales.
Los dos grupos de jóvenes que estaban cargando sus teléfonos, al igual que los otros que daban vuelta por Retiro, no tenían el pasaje de retorno, ya que dependía de la final de hoy a las 20:30, pero estoy seguro, aunque ganen o pierdan contra Godoy Cruz, poseen un motivo más que importante para festejar, otro año de democracia.
Nanton Alvaro