EL ÚLTIMO PARTIDO JUNTOS
Drazen Petrovic y su amigo, Vlade Divac, celebraban el triunfo sobre la Unión Soviética por 92 a 75, que le había otorgado a Yugoslavia su tercera Copa del Mundo. Las banderas de las distintas repúblicas yugoslavas flameaban en el Luna Park de la Ciudad de Buenos Aires el 21 de agosto de 1990.
Aproximadamente 10 años antes, empezado los primeros conflictos que provocarían que esa final fuera el último partido que jugarían juntos.
El 4 de mayo de 1980 murío Josip Broz Tito, presidente de Yugoslavia, que con mano había dura mantenido unidas a las repúblicas. Pero luego de esto, nadie supo como hacer para mantener esa unión. Al poco tiempo comenzaron a aparecer sentimientos nacionalistas que desembocaron en la disolución del país.
A fines de la década del ´80 apareció Slobodan Milosevic, un líder político que en un corto plazo tomó el control de más de la mitad de Yugoslavia.
Las cuestiones socio políticas estaban empeorando cada vez más. El 20 de enero de 1990 Milosevic dirigió por primera vez el 14º Congreso del Partido Comunista. Este nuevo líder político propuso restablecer el balance del poder en la Federación a pesar de obstruir varias leyes constitucionales. Las delegaciones eslovena y croata abandonaron la reunión, dando una señal de que la disolución estaba muy próxima.
En este contexto y sin darse cuenta de lo que en realidad iba a significar, Vlade Divac tomó la bandera croata con la que un hincha había ingresado al campo de juego, donde el equipo estaba festejando, y la arrojó al suelo. El hecho se minimizó y la juerga siguió. La intención del serbio fue siempre mantener la paz, como había sido en esos años de preparación, concentraciones y juego. Nunca quiso dar otro mensaje. Pero su amigo no lo tomo así.
Al terminar los festejos, ese hecho se maximizó por algunos medios nacionalistas. Los croatas lo tomaron como una ofensa, al igual que Petrovic.
La relación fraternal que habían forjado durante tantos años se había roto. El serbio siempre quiso sentarse a hablar y aclarar las cosas con su amigo, pero el croata nunca quiso. Lo hirió mucho.
Desafortunadamente, tres años después de haber disputado esa final Drazen Petrovic murió en un accidente automovilístico.
NANTONALVARO